La ciudad de Vorónezh no volvió a ser la misma después que dos extraterrestres y un robot se pasearon por sus calles.
La vida era casi igual que como hacia 50 años, cuando Stalin se había hecho cargo de la conducción de la Unión Soviética, sin embargo esa tarde en la ciudad de Vorónezh, en el interior de las frías tierras rusas, la rutina de sus habitantes cambió repentinamente.
La noticia que asombró al mundo el 7 de octubre de 1989 fue lanzada por la agencia de noticias soviética TASS, lo que la llenó de credibilidad aunque muchos investigadores dudaron de su veracidad aun con una gran cantidad de testigos y relatos comunes.
Esa tarde de octubre, un grupo de chicos jugaban en un parque en la zona de Levoberezhni de la ciudad cuando una gran luz, entre rosada y amarillenta pareció en el cielo. Esa misma luz según los relatos, luego de realizar algunos vuelos sobre los techos de las casas, como si estuviera relevando el lugar, aterrizó ante los ojos incrédulos del pueblo.
La luz era una gran esfera achatada que se posó suavemente en medio del parque. Cuando el brillo se apagó una pequeña escotilla en la parte inferior del OVNI arrojó a varios seres que sin disimulo miraron a todos los habitantes. Vorónezh estaba paralizada.
Según los relatos de los testigos se trataba de varios seres, algunos declararon 2, otros hasta 5, de alrededor de tres metros, tres ojos con uno de ellos superior y que no dejaba de moverse, pequeña cabeza y algo puntiaguda. Estos extraños seres eran acompañados por lo que parecía ser un robot, de movimientos toscos y casi erráticos que tras un chillido de unos de los seres recogió muestras del suelo.
Mas extraño aún, fue lo sucedido con un niño que asustado intentó correr. Un haz de luz, lanzado por uno de los extraterrestres lo hizo desaparecer. Contrario a lo que todos supusieron, el chico no había muerto, sólo no estaba, reapareció minutos después que el ovni se elevó al cielo.
Los seres se pasearon ante los ojos de todos, recorrieron el parque, tomaron muestras del suelo, recogieron piedras, y en menos de 5 minutos luego del aterrizaje, despegaron con la misma velocidad con la que habían llegado. La ciudad estaba atónita. Los alumnos del colegio 33, ubicado frente al parque comenzaron a sentirse mal, mareados y con dolores de cabeza, aunque los síntomas fueron pasajeros.
La misma agencia de noticias informó que un grupo de científicos soviéticosrevisó el lugar y encontró huellas extraterrestres y pequeños pozos dejados aparentemente por el tren de aterrizaje de la nave. Además hallaron pequeñas bolas rojas, que al analizarlo no era más que oxido de hierro.
Muchos ufólogos desmintieron el caso diciendo que era parte de una maniobra de prensa para alejar la atención del pueblo soviético del incipiente derrumbe comunista, basándose en algunos desaciertos entre los distintos testimonios y en un detalle importante. El ovni soviético llevaba una inscripción especial, la letra del alfabeto cirílico, utilizado en Rusia, Zhe ( ? ), muy similar al que designaba a los alienígenas Ummo, un fraude español de la década del 70.
A 20 años de lo que puede haber sido el mayor contacto del oriente, ni los científicos Rusos, quienes años después encontraron rastros de radiación en el lugar pero se atribuyeron al incidente de Chernobil, ni los ufólogos de occidente llegaron a una conclusión concreta sobre el Ovni de Vorónezh.
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